Sobre las elecciones generales y el respeto

  Parece que todos estamos de acuerdo en que las próximas elecciones son de trascendental importancia no solo para el futuro político inmediato sino para el devenir de las generaciones más jóvenes. Se trata de dejarles un país donde se pueda convivir en paz y armonía, donde se respeten todas, absolutamente todas las creencias e ideologías políticas, incluidas las emanadas de partidos independentistas, nacionalistas, re-centralistas, azules, rojos, verdes, animalistas, etc., siempre que estos respeten el ordenamiento jurídico y no vulneren los derechos fundamentales de los individuos, p.ej. no podrían proponer en sus estatutos el uso de la violencia para alcanzar sus fines o la desobediencia civil como arma para perseguir sus objetivos políticos. La imagen que dan nuestros políticos no ayuda a crear este clima de respeto mutuo, eso es verdad y es una pena. Respetar para ser respetado parece que no es un lema prioritario en campaña electoral. Y la sociedad no está al margen del poder político, por eso los escraches, protestas con insultos y hasta con violencia frente a los rivales políticos no es el camino a seguir.
  Por encima del respeto y de las diferencias ideológicas, nos hemos dado como país una serie de normas y leyes que conforman la base de un Estado de Derecho, entre ellas la Constitución de 1978. Por encima de todo y para no repetir los fallos históricos del pasado, este compendio de normas debe ser protegido y hacer que se cumpla por todos los ciudadanos. Los diferentes gobiernos que se han sucedido no han protegido suficientemente nuestras leyes, alguna vez han ido incluso en contra.
Igual que nos hemos dado reglas, las podemos modificar, siguiendo los procedimientos legales establecidos para su re-escritura, corrección o derogación. Parece que es una casualidad, después de 40 años, que p.ej. haya partidarios de modificar ahora los procedimientos de constitución del Poder Judicial, por ser tremendamente partidistas y que no hayan hecho nada en todo este período vivido hasta la apertura de Juicio Oral sobre el Procés catalán, eufemismo utilizado para referirse a Golpe de Estado o Declaración Unilateral de Independencia. Incluso la Constitución, ley de leyes, tiene sus flecos, porque un país evoluciona. Pero puede ser igualmente reformada evitando tocar los principios básicos de la convivencia que permanecen inalterados con el paso de los años. Lo único que se necesita es voluntad para hablar y acordar, incluso a costa de alguna renuncia.
  Y volvemos al meollo de la cuestión, cómo puedes hablar, discutir y acordar sin hacerlo con respeto?. Si a partir del 28 de abril no se entra en la dinámica de la concertación, el acuerdo, el RESPETO con mayúsculas, estáis perdidos. Es el comienzo del debacle, la desaparición de lo que hasta nuestros días conocíamos como España, de una manera más o menos traumática, pero que conducirá irremediablemente al empobrecimiento de las sociedades, clanes y tribus de la Península Ibérica. Javier