Rotterdam

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martes, 22 de noviembre de 2016

Viaje a Oriente

En Septiembre estaba inscrito en un curso sobre ecografía de la Sociedad Europea de Anestesia Cardiotorácica (EACTA) que se iba a celebrar en Estambul, concretamente en el barrio Ataşehir, en la parte asiática. Así que con tiempo preparé el viaje junto con Carmen. Pero en el último momento, debido a la situación política del país y el estado de emergencia decretado por el presidente Erdogan, va y se cancela el curso. Así que nos vemos con visado, billetes de avión y la reserva de un buen hotel y sin posibilidad de devolución por la cancelación. A pesar del acojone, decidimos liarnos la manta a la cabeza y tomarnos unas...vacaciones en Estambul.

Nos alojamos en el Silence Hotel, en Ataşehir, bastante apartado de las zonas turísticas por excelencia. Por tanto teníamos que hacer largos traslados, fundamentalmente en bus y ferry, que nos llevaba un tiempo todos los días. El caos circulatorio en la ciudad es MAYÚSCULO, pero te sientes inmerso en otro mundo, en Oriente.

Encontrar gente, incluso jóvenes, que pudiesen hablar inglés era todo una odisea, por eso no vemos muy claro la pertenencia de Turquía a la Unión Europea, además de por otras razones, culturales, religiosas e incluso antropológicas.

A pesar de la situación en Turquía tras el intento de golpe de estado, nos encontramos un país bastante seguro. Eso sí, en grandes centros comerciales y en los transportes públicos como el metro, tenías que pasar bajo la atenta mirada de la policía, por escáneres. Lo mismo en la entrada de los museos. Pero en la calle, la vida seguía igual que siempre, nunca nos vimos agobiados por situaciones peligrosas.

Estambul es super grande y quizás los pocos días que estuvimos allí no son suficientes para "emborracharse" de esta ciudad. Hemos visitado las grandes mezquitas y muchas pequeñas también, porque en cualquiera de ellas encuentras detalles increibles de la religión musulmana. Todos los días pasábamos de la parte asiática a la europea desde Kadiköy, donde también salimos para visitar las islas Príncipe, algo que aconsejamos a todo el que visite esta ciudad, vale la pena.

La Mezquita Azul, la Mezquita Imperial de Súleymaniye, el Palacio de Topkapi, el Palacio de Dolmabahçe, todos monumentos majestuosos. Lo bien que vivian los sultanes del Imperio Otomano!. Desde la Torre de Galata tienes unas vistas increíbles de la ciudad. La Torre de Leandro a la entrada del puerto de Estambul, es uno de sus símbolos más románticos. El Gran Bazar, uno de los más variados mercados del mundo (35 hectáreas, 80 calles). Monumentos, museos, te puedes perder eternamente. El puente del Bósforo, el de Gálata y el de Mehmet el Conquistador, sexto colgante del mundo. La visita por los barrios, probar sus platos locales, todo una aventura. La gente muy amable a pesar de la barrera idiomática. En fin, unas vacaciones inesperadas que disfrutamos a tope. Aunque no viviría ni mucho menos en tan colapsada ciudad turca.

Para regocijar un poco la vista, os dejamos un video. Javier


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