Verano en Jerez

Desde este verano no he añadido entradas con video. Desde el fallecimiento de nuestro amigo Panta en agosto no me sentía con ánimos. Mi relación con Panta data de mi niñez y me ha conmocionado profundamente, principalmente por lo inesperado y sorprendente del hecho, un infarto de corazón fulminante en un joven adulto de 50 años. Una vez más, mis condolencias a toda la familia y amigos, pero especialmente a María José, su esposa, y Panta hijo. La lección que creo debemos aprender es que esta vida es corta y no merece la pena hacer problemas, limitarse a vivir el día a día y ser y hacer feliz.

Y como la vida sigue, vuelvo a colgar posts sobre nuestras vidas. En esta ocasión sobre el verano disfrutado por los cuatro en Jerez. Unas vacaciones muy "deportivas", a pesar del calor. Junto a mi hermano Rubén, hemos recorrido la campiña en bicicleta de montaña. Dirección Puerto Real, pasando por sus pinares, llegando a el Puerto de Sta. María y volviendo a Jerez.

La otra gran escapada fué realizar la Vía Verde de la Sierra. Toda una odisea. En esa ocasión con bicis de alquiler, que encarecidamente NO recomiendo (mejor tu bici, bien ajustada a las preferencias y características personales). El culo te lo agradecerá. Nuestro recorrido empieza en Puerto Serrano desde donde comienza un antiguo trazado ferroviario que conduce hasta Olvera. Durante 36 kilómetros de ida (y otros tantos de vuelta) atravesamos viaductos, pintorescos molinos, fincas y caseríos y un rosario de túneles que dan al recorrido cierta prestancia cinematográfica. Hicimos una visita al llamado Chaparro de la Vega, encina doblemente centenaria (aparece en el video), cuya sombra congrega cada año a cientos de coripeños durante la romería a la virgen de Fátima. Camino de Olvera se pasa por el pico de Zaframagón, declarado reserva natural, y en cuya base el río se ha ido encajonando y excava una angosta y escarpada garganta a la que se conoce como El Estrechón. Considerado el paraje estrella de la Vía, sus 584 metros de altura dan cobijo a una de las mayores colonias de buitres leonados de Europa, amén de a otras rapaces protegidas. Entre el pico y la aldea del mismo nombre hay un observatorio ornitológico que permite al viajero interesado imbuirse en la vida de las aves a través de un sistema de videovigilancia que congela su vuelo sobre el fondo de la sierra de Líjar. Finalmente "ascendimos" hacia Olvera. Sólo mi hermano Rubén tuvo las piernas suficientes para no bajarse de la bici (de ahí los calambres que sufrió en la piscina municipal donde nos relajamos después de comer). Encaramada a un risco coronado por un pequeño pero robusto castillo de época nazarí, el casco urbano de Olvera deslumbra por su cuidada amalgama de arquitectura histórica y popular. Buena muestra de ello es la iglesia de la Encarnación y el recoleto barrio de la Villa en el que esta se encuentra, jalonado de lienzos de muralla en los que aún reverberan vagos ecos de Al Andalus. La vuelta hacia Puerto Serrano, donde teníamos el coche, resultó dolorosa para los culos de todos, aún discurriendo en relativa bajada. El gasto energético fué considerable y el cansancio hizo mella. Pero a pesar de todo, una experiencia recomendable para todos los amantes de la naturaleza y las bicis (con cierto nivel de preparación física).

Y como es mejor ver imágenes, os dejo el videoclip del reportaje fotográfico. Hasta pronto. Javier