Al mes siguiente volvimos a pasar una semanita en Jerez, esta vez acompañados de Darío, que tenía sus vacaciones del colegio (semana blanca).
Siempre que podemos nos gusta ir a los restaurantes/ventas/tabernas para gozar de la riqueza culinaria de nuestra tierra. Y si es con familia y amigos mejor.
Una de nuestras primeras citas fue en el restaurante Mesón Hermanos Carrasco, con Elías y M. Nieves. Es uno de los mejores sitios para comer y cenar, eso sí tienes que reservar con antelación porque normalmente está “hasta la bandera” siempre. Sus platos son extraordinarios por el diseño, calidad y originalidad. Siempre con la mejor materia prima, especialmente de la zona, recreados por el chef, Juan Manuel, que da vida a materia muerta convirtiéndola en sabroso plato que deleita el paladar más “cerrado”. El servicio excelente, super profesional. Allí puedes beber el caldo más exquisito, pues su vinoteca es extensísima, como no podía ser menos. El disfrute llega hasta los postres.
Los hermanos en los entremeses.
El resto de comensales con Darío.
Brindando con el sorbete a los postres.
Otra de las visitas “fijas” es a la Venta Esteban. Más tradicional, pero donde te reencuentras con esos platos que recuerdas de cuando eras mucho más joven. Me comí un plato de menudo estupendo. Muy buena relación calidad/precio. Nunca te defraudará. También muy concurrido, mejor reservar.
A la entrada, con uno de los iconos de Jerez, la botella de fino Tío Pepe.
A las afueras, pasando el Monasterio de La Cartuja, en la pedanía de La Ina está la Venta Lomopardo. Otro lugar fijo para ir a comer. Muy buenos precios para la calidad que ofrece. Todo al estilo “casero” y “rural”. Las carnes de caza son una buena elección. Servicio también impecable. Si hace sol, como ocurrió aquel dia, la terraza en el exterior es magnífica para almorzar.
Primero la cervecita con el aperitivo.
Qué buenas las “papa aliñá”.
De vez en cuando realizamos alguna visita de interés. Nos dirigimos al casco antiguo de Sanlúcar de Barrameda, donde pudimos visitar la/s bodega/s de Barbadillo, famosas por su manzanilla y el vino blanco Castillo de San Diego. Aunque tiene en su portfolio más productos, desde vinos tintos a licores y brandies, pasando por vinos de la denominación de origen Jerez.
En el punto de información de las Bodegas Barbadillo.
Antigua máquina de embotellado.
El olor, la temperatura, la luz y el silencio. Así nace el vino.
Las criaderas. Hay que vivirlo con los 5+ sentidos.
No creáis que todo es beber y comer. Hacemos mucho deporte. Salidas casi diarias con la MTB. Y algún partido de paddle con Rubén. Aunque después del partido siempre hay tiempo para recuperar lo gastado con una buena cena, esta vez a lo italiano.
Justo esta semana se celebraba un evento cervecero en la ciudad, donde se podía degustar cerveza elaborada artesanal. En este restaurante italiano probamos una de ellas. No está mal para una ciudad con poca “historia” cervecera. Quién sabe si algún día se codearán con los productores belgas y holandeses ;-) . Javier
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