La Semana Santa (Paasweek) en regiones protestantes de Holanda no se celebra de la misma manera que en regiones católicas del país y mucho menos como en países del sur, Españistán p.ej., cuya devoción raya a veces la histeria colectiva y sentimientos paganos donde prima lo lúdico sobre lo estrictamente religioso. Prefiero la cordura protestante a la "sin razón" católica. Mucho "capillita" para contemplar escenas hipócritas y denigrantes como ésta:
Para seguir con nuestras tradiciones, decidimos pasar el Sábado Santo y Domingo de Resurección con nuestros amigos Adela y Paul en la región de Nord-Brabant, al sur de los grandes ríos, en territorio católico. Nuestra primera parada de penitencia ha sido la Abadía de Koningshoeven, única abadía trapista de los Países Bajos (hay otras 6 en Bélgica) que produce la famosa cerveza La Trappe. Tanto las instalaciones monásticas como la fábrica de cerveza se encuentran en la localidad de Berkel-Enschot.
Sus cervezas son (un poquillo de culturilla cervecera):
'Blond' (6.5% alcohol) es una lager clara de alta fermentación, algo amarga pero refrescante y con gusto distintivo.
'Dubbel' (7% alcohol) es una trapista color rojo-rubí. Suave y refrescante pero con carácter.
'Tripel' (8% alcohol) es la lager trapista negra de sabor afrutado.
'Quadrupel' (10% alcohol) es la más fuerte de todas las cervezas trapistas. Tiene envejecimiento en la misma botella.
‘Quadrupel Oak Aged’ (10% alcohol) es una Quadrupel que envejece en barricas de madera. Su complejo aroma y sabor dependerá del tipo de barrica empleada y su contenido de origen, ya sea vino Porto, blanco o whisky.
'Witte Trappist' ( 5.5% alcohol) muy suave y de carácter refrescante, no se filtra ni se pasteuriza, fermentando en botella.
Después de la recepción y el visionado de un vídeo sobre la historia de la Abadía, sus monjes y el proceso de fabricación de la cerveza, visitamos las instalaciones, que incluían también una panadería a la "antigua" usanza y el servicio de contraincendios propio (foto del coche bomba dedicada a Vito). La visita terminaba en el local de degustaciones, donde probamos 6 cervezas diferentes, junto a algunos aperitivos y tapas de la región.
Concluída nuestra primera etapa de penitencia, nos dirigimos a la ciudad de Tilburg, la sexta urbe más grande de Holanda, que fue en otro tiempo un floreciente centro textil. Llegados al Hotel Mercure Tilburg Centrum, procedimos a darnos la bendición con una copa de cava acompañada de delicias ibéricas. Esta ciudad es famosa por la Kermis van Tilburg, que se celebra todos los años a finales de julio, es la feria más importante de Holanda. Toda la ciudad se vuelca en el evento, al que asiste gente de todas partes. En los alrededores, en Kaatsheuvel, se encuentra emplazado De Efteling, parque temático donde ganan vida personajes de los cuentos infantiles.
Como nuestros estómagos estaban ya saciados y nuestras almas pecaminosas necesitaban un período de descanso espiritual, decidimos ir a las respectivas habitaciones para reflexionar sobre las próximas etapas litúrgicas. Caída la tarde, teníamos reservada una mesa en el restaurante del hotel, donde concluímos la jornada culinaria del día con platos creados por el chef con productos de la tierra y regados con un vino tinto del Bierzo para rememorar el silencio y devoción de los fieles castellano-leoneses.
Fué necesario dar un paseo por el centro de la ciudad para ayudar a la digestión de tan preciadas viandas, aunque fue de corta duración por el frío cortante de la noche tilburguesa. El domingo de Resurrección nos levantamos llenos de fuerza y sensaciones positivas, así que organizamos un paseo cultural por la ciudad.
Esta es De Heuvel, plaza central de Tilburg, con la estatua de Willem II, la iglesia de San José de 1872. Sus torres por falta de dinero se terminaron de construir en 1889. Aquí se encuentra el hotel donde nos alojamos, el Mercure Hotel Tilburg Centrum.
Aquí un videoclip de la plaza:
La torre Beka, la más antigua y alta de Tilburg (1904). Pertenecía a una fábrica de tejidos de lana que cerró en 1968.
Het witte paleis que alojó el Rijks Hoogere Burgerschool donde estudió Van Gogh, y ahora también alberga el ayuntamiento (Raadhuis). Al lado el Gemeentehuis.
La iglesia de San Dionisio (Heikese kerk).
El Muzentuin fue el antiguo jardín del convento de las hermanas Visitatie, donde se encuentra la escultura de Niko de Wit de título De Dansende Schildpadden (Las tortugas bailando). Aquí se encuentra el Fontys Hogeschool voor de Kunsten, centro dedicado a las artes, con el Conservatorio, la Academia de Danza, la Academia de Rock y la Academia de la Imagen.
El carácter artístico y bohemio de esta ciudad se encuentra reflejado en algunas tiendas del centro, muy originales y llamativas.
La estación de Tilburg.
Concluida la ronda por la ciudad decidimos ir a tomar una tradicional pannenkoek (Crêpes) en algún sitio original, así que Paul nos llevó al pueblo de Baarle-Nassau, partido en dos por la frontera entre Países Bajos y Bélgica. Así que caminando por el pueblo puede que haya momentos que estés en Bélgica y otros en Holanda.
De las pocas veces que he dejado algo en el plato, era imposible comerme la pannenkoek con queso de cabra, bacon, nueces, almendras y miel.
Carmen se tomó una crêpe Bolognesa y Paul una de cebolla y queso.
Y esta fue la historia de nuestro fin de semana de Cuaresma en los Países Bajos. Que quede claro que aunque no comparta las maneras de la celebración de la Muerte y Resurrección de Cristo en otros territorios, respeto completamente aquellas tradiciones y fenómenos culturales, lo que no quita para hacer la crítica que estime oportuna y exigir respeto por otras formas de entender las manifestaciones de fé y creencias religiosas. Javier
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