Los últimos años de su vida ha estado iluminando la conciencia de muchos de nosotros, los que todavía pensamos que este mundo no va por buen camino. No me refiero a Sara Montiel, no. Ni a la "dama de hierro", Margaret Thatcher. Ha muerto un humanista, un revolucionario que creía en la raza humana por encima de la política, la economía de mercado, la injusticia social, y tantas y tantas barbaridades que sufrimos por doquier, en especial los más pobres, los jóvenes, los desahuciados, los resignados. Ha muerto José Luis Sampedro.
Esta sociedad, la nuestra, no se merece que a los viejos sabios no se les escuche. Yo crecí con el respeto de los mayores. Ahora llegar a la recta final de tu vida representa no una etapa de descanso y contemplación sino de seguir en la lucha por la supervivencia. Estados y sociedades que maltratan a sus viejos son la antesala de la perversión moral y de su propia autodestrucción.
Este servidor es un grano de arena en el gran desierto del libre pensar, pero me siento reconfortado dedicando estas palabras a quien he admirado y ha representado la bandera de mi conciencia y de mis luchas internas y externas. Va por Vd., profesor. Javier
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