Es la historia de nuestros días, cómo la intolerancia, el nepotismo, el poder de la política y del estado pueden con la justicia y la razón. Las religiones a veces han alimentado esa furia de odio y agresividad, incluyendo la cristiana. Desde la antigüedad vamos lastrando esta imperfección humana, siendo pocos los que interiorizan el problema que, por desgracia, seguirá estando presente en nuestras vidas.
Tenéis que ver la película, os hará reflexionar si todavía tenéis corazón. Javier.
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