Rotterdam

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lunes, 22 de octubre de 2018

¿Qué soy yo?

Antes de nada quiero puntualizar que los comentarios y pensamientos que abajo expongo son enteramente personales, me afectan sólo a mí y nada que ver tienen (aunque podrían) con las creencias y sentimientos de miembros de mi familia, en especial de mi esposa Carmen y mis hijos Javier y Darío.

Dicho todo lo anterior, me pregunto qué soy yo dentro de lo que se conoce como España. ¿Quién soy yo?. Porque visto lo que está ocurriendo desde hace bastantes años allá, unido a que ya son más de 13 los que vivo en otro país que NO es España y que hasta la fecha me ha tratado mejor que mi propio país de nacimiento, me ha dado trabajo bien remunerado y respeto, gasta el dinero de mis impuestos de forma adecuada, ha posibilitado la educación de mis hijos con las más altas exigencias y recursos disponibles, permite que vivamos de forma relajada, tranquila, en una vivienda confortable y acorde con un entorno de respeto a la naturaleza y al buen orden de las cosas. Decía que visto todo ello, algo no cuadra. ¿Verdad?.

Si bien es cierto que de vacaciones pisamos la tierra que nos vió nacer, porque nos gusta la gastronomía y la cultura en que crecimos de niños y jóvenes, porque el clima es más que benévolo comparado con el de Europa Central y del Norte, y porque todavía tenemos raíces familiares muy fuertes, me siento muy lejos, años luz, del sentir español. No me reconozco como miembro de esas tribus hispánicas, porque cada vez que repaso la actualidad político-social me parece totalmente ajena a mis sentimientos últimos como ciudadano. No soy miembro activo del Estado español, aunque oficialmente sí titular de derechos políticos y sometido a sus leyes, cuando piso por tres semanas al año más o menos, la ciudad en la que nací. Soy español porque según la RAE lo es el natural de España, país de Europa. Pero ni me siento representado por el Estado, por su Gobierno, por la casta de políticos impresentables, de cualquier signo, ni por las estructuras de gobierno autonómico, regional, local, porque son simplemente un símil en pequeño de las estructuras nacionales, sobretodo en lo que a respeto a la ciudadanía se refiere y en el nivel de corrupción alcanzado. ¿Es eso idiosincracia cultural?. Pues puede que algo contribuya nuestra historia de país casi ingobernable, casi siempre enfrascado en luchas fraticidas, más preocupado por individualismos que en la colectividad, jamás hemos sido Nación. Pues una Nación, tiene un origen común, una tradición común y unos objetivos COMUNES para sus nacionales. Y España ha sido desde reinos ibéricos en lucha constante hasta comunidades autónomas en continua desarmonía, que actúan de forma soterrada en perjuicio de la globalidad del Estado, a veces sin respetar las reglas de las que emanan sus cuerpos jurídicos y políticos propios. Aquí es totalmente aplicable el refrán genuino español "cría cuervos y te sacarán los ojos".

Pero comprendo muy bien la naturaleza humana de los gobernantes, su afán de protagonismo y su inusitado egoísmo, lo que no puedo tolerar es el afán por destruir al otro, al contrario, el odio sin cortapisas, el inicio de comportamientos fascistoides aunque ellos digan que los fascistas son los otros. Eso está ocurriendo en Cataluña.

Creo que como Galicia y el País Vasco, Cataluña es una Nación, porque entre sus habitantes existe un sentimiento de pertenecer a una tradición y cultura común diferenciada del resto de España, tienen un origen común si bien plenamente unido a la historia de España como Estado y un mismo idioma que junto con el español enriquecen aún más el acervo heredado durante siglos de existencia  de sus pobladores. Como Nación que son deben asumir un papel activo en su gobernanza, dentro del marco constitucional y dentro del Estado de Derecho que es España. Jamás imponiendo sus pretensiones ilegales por la fuerza y con desprecio a las normas conjuntas que todos los españoles, y ellos lo son también, nos hemos dado en democracia. ¿Sería un Estado Federal la solución a los males que estamos viviendo? Probablemente, pero conociendo la idiosincracia ibérica, me temo que el "café para todos" de nuestra transición volvería a reproducir los fatídicos males del Estado de las Autonomías.

Mi pronóstico es que ya no se puede hacer nada. ¿Qué significa esto?. Cuando en una parte de España se adoctrina a los niños en el odio a sus compatriotas, con el visto bueno del Gobierno, permitiendo que incluso haya discriminación de uno de los idiomas oficiales, la causa general está perdida, porque es a través de la educación de los más pequeños como se les prepara para su función como ciudadanos, como piedras angulares de la comunidad política responsable del futuro inmediato de su nación o territorio. El Gobierno Central, sumido en un proceso de autosugestión, se ve incapaz de actuar para corregir los desvaríos de nacionalistas y supremacistas. Eso sí, su política frente a los disciplinados ciudadanos del resto de territorios es el aborregamiento general para que sean incapaces de discernir el bien del mal. España va camino del desmembramiento, de la ruptura de la Monarquía Parlamentaria, de su conversion en cuasi-estado sin garantías jurídicas. La nueva crisis económica se volverá a instaurar porque el Mercado es muy selectivo con países en conflicto. Y seremos la excepción de Europa aunque no descarto que haya países que sigan la estela de los hispánicos. Podéis seguir viendo el fútbol!.

¿Pertenezco a España, soy español?. Bajo las premisas que ya he comentado soy Europeo y creo que España deja de ser mi país, yo no dejo de ser español, pero no puedo pertenecer a la familia que maltrata a todos sus miembros y que es incapaz de poner orden entre sus cuatro paredes. Lo que le ocurre a España nunca hubiera pasado en Alemania, Holanda, el Reino Unido, etc.. Decidid vosotros si soy o no español, pero hace mucho tiempo que pertenezco a otro ente, comunidad, que tengo que definir de forma más explícita. Javier

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