Amberes

Por tercera vez para nosotros, hemos pasado un fin de semana en Antwerpen. Esta vez en compañía de Paul y Adela. Ha sido ya en Julio con una meteorología discreta. Antes de llegar a la ciudad histórica belga nos pasamos por Lier, un pueblecito que nos pillaba de camino hacia la abadía trapense de Westmalle. El pueblo, con un casco antiguo muy pintoresco, que recorrimos a pie, está lleno de bares y terrazas. Su ayuntamiento es de estilo rococó y uno de sus monumentos más famosos es la torre Zimmer, que formaba parte de la antigua muralla de la ciudad. Se cree que el origen de la torre es de principios del siglo XV y ha sufrido numerosas restauraciones a lo largo de los siglos. Se trata de una peculiar torre con un reloj astronómico de 11 esferas, el reloj marca la hora de todos los continentes, las fases lunares, las mareas y varios fenómenos atmosféricos más. Creemos que es una visita obligada para aquellos que pasen por Bélgica.
Después de Lier nos dirigimos a Westmalle donde recorrimos los alrededores de la abadía trapense y tomamos las primeras degustaciones de cerveza en el Café Trappisten, acompañadas de los platos típicos de la zona. Ya de vuelta a Antwerpen, de paseo por el centro nos dirigimos al exclusivo restaurante Sir Anthony van Dyck. Una cena exquisita en un lugar muy especial. Todavía pudimos con alguna otra cerveza antes de volver al hotel.
El domingo, no dejamos la ciudad sin antes probar los clásicos mejillones al vapor en De Rooden Hoed. Tras pasear por la ciudad dejamos territorio belga para volver a casa. Toda una experiencia culinario-turística de primera. Javier



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