Rotterdam

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domingo, 21 de julio de 2013

Viernes 12 de Julio: North Sea Jazz Festival

Ayer, escuchando la 8a. Sinfonía de Mahler, dirigida por el venezolano Dudamel e interpretada por la Filarmónica de Los Angeles y la Orquesta Simón Bolívar, junto con más de un millar de miembros del coro (DVD que nos regaló Bea, una amiga docente de Carmen), me dije: qué grande es la música, que une a gente tan variopinta, que es capaz de transmitir distintos estados emocionales (los de su compositor, director e intérpretes) y que sirve para comunicar sensaciones, mensajes, historias, situaciones pasadas y presentes. Qué grande es la música!. Y pasando de la clásica a música más contemporánea, me prometí escribir un post sobre nuestra experiencia, hace un par de semanas, en el North Sea Jazz Festival (NSJF). Trataré de hacerlo lo más ameno y didáctico. A por ello.
El Viernes en cuestión salía de una guardia que me mantuvo trabajando de madrugada hasta las 6 de la mañana en el Hospital. Yo me preguntaba si resistiría el palizón que se me venía encima, pues con pocas horas de descanso nos tocaba ir para el Ahoy sobre las 4 de la tarde. El día se presentaba más fresco de lo normal y nublado, aunque sin lluvia. Eso beneficiaba nuestros planes, pues todavía recordábamos el calor caribeño que sufrímos el año pasado. Cogimos el coche y lo dejamos en el Erasmus. Nos tomamos un capuchino en el Starbucks del hospital y nos dirigimos a la parada de metro más cercana, Leuvenhaven. Ya en el andén se veía más gente de lo normal. Cuando llegó el metro, el interior estaba atestado, presagiando la masa humana que más tarde íbamos a encontrar. Efectivamente, en Zuidplein nos llevaba un río de personas, siguiendo la corriente que desembocaría a las puertas del recinto del Festival. Habiendo aprendido la lección del año pasado, no llevábamos latas de cerveza en las mochilas. Si éstas vuelven a ser detectadas por la seguridad del evento, o bien son requisadas, o bien sales fuera y te las bebes de un tirón antes de volver a pasar el control, con lo que entras un poco alegre y soltando flatos por todos lados. Sí estábamos provistos de una buena bolsa de bocadillos y frutos secos. La verdad que el control de seguridad es aleatorio y no a todos les miran las mochilas. En esta ocasión Carmen dribló bien a los securatas y no tuvo que abrirla. Según letreros que se situaban en la entrada tampoco se permitía el uso de cámaras fotográficas y de video. Se entendía que éstas eran de tipo "profesional", pues en realidad, como luego comprobábamos dentro, todo Cristo usaba pequeñas cámaras (y no tan pequeñas como la mía) y móviles para inmortalizar momentos inolvidables de las actuaciones, bien en foto o en vídeo.
Como ocurre cada año las entradas estaban agotadas y eso significaba que el recinto estaría "petado". Personalmente no me gusta esa política de multitud, pero tengo que reconocer que los beneficios a 80 euros el ticket/día es un caramelo muy sabroso para los organizadores. Dentro, como siempre, existe una completa selección de chiringuitos para comer y beber, además de tiendas de souvenir, de CDs/DVDs, de instrumentos, expositores de revistas de jazz, y hasta de una exposición de arte relacionada con el jazz donde puedes comprar el cuadro de tus sueños. Todo muy bien montado. Dentro del Ahoy, para los gastos simples (comida y bebida), funciona el sistema de munts (monedas, en holandés) que se compran en decenas de máquinas automáticas a razón de 4 munts/10 euros. Para tener una idea de los costos, un vaso de cerveza (de barril, Grolsch) costaba 1 munt (es decir, 2,5 euros), un vaso de vino 1,5 euros, etc.. Ah..., e ir a los servicios (WC) costaba 1 euro por todo el día (que salía más barato que pagar por uso), para lo cual te estampaban un sello en el brazo. Habida cuenta de que con las calores te apetece tomar cosas fresquitas, en nuestro caso cervezas, es normal que vayas dos o tres veces mínimo al meadero, con lo que sale a cuenta el euro que pagas por cabeza.
Nada más pasar el control de seguridad ya podíamos escuchar los acordes de un grupo de viento apostado en el hall de entrada. Momento para recapitular y empezar a organizar el planning traído de casa.
Ingang
Teniendo en cuenta que cada día de sesiones tienen que actuar numerosos grupos y artistas en las 10 salas y espacios restantes, desde alrededor de las 4-5 de la tarde hasta la 1 ó 2 de la madrugada, está claro que debes hacer una selección previa. Semanas antes me había dedicado a bajarme de Internet discografía de casi la mayoría y de escucharlos por Spotify, con lo que tenía una idea bastante clara de cuáles eran mis gustos y cuáles eran las coincidencias que encontraba para este primer día del NSJF. Todo sucedería como expongo a continuación.
Justo a las 16:45 teníamos la primera cita con la Royal Conservatory & Codarts Big Band, dirigida por John Ruocco, en la sala Mississippi, al aire libre (bajo una carpa). Los componentes, todos muy jóvenes, interpretaron con nota los diferentes temas, pero el sobresaliente se lo llevó la israelí Anat Cohen, al clarinete y saxofón, dirigiendo a todo el grupo. Esta mujer, prodigio de instrumentista, combina jazz con otros estilos de música étnica y ha sido la ganadora del Premio Paul Acket de este año. Un apunte más: ha ganado 7 veces el premio clarinetista del año de la Jazz Journalist Association.
Mississippi1 Mississippi2
NSJF 02 NSJF 03
NSJF 04
Ya entrados en calor, nuestra próxima actuación sería Larry Graham & Graham Central Station con el artista invitado Mark King. Los dos bajistas. Graham no sólo toca su bajo, sino que lo percute e incluso desarrolla melodías con él. Ha trabajado con Sly & The Family Stone y con Prince. No lo presenciamos en su totalidad, pues aunque fué emocionante la subida al estrado de Prince (sorpresa del día) y la actuación de Santana en un número, el funk de Graham es, para mi gusto, duro de pelar sin que disguste.
Graham

Antes de acabar Graham, saltamos a la sala Maas. Esa fué una de las sorpresas del día, pues nos gustó bastante The James Hunter Six. Grupo inglés cuyo vocalista principal, Hunter, fué rescatado a los 41 años de la calle donde se ganaba el pan hasta que un turista americano lo vió y le dió la oportunidad de su vida, resultando su primer álbum, People Gonna Talk (2006). Su trabajo más reciente se titula Minute by Minute. Su voz es la adecuada para, junto con una banda excelente, hipnotizar con su R&B - Soul al público.
James Hunter

Nuestra siguiente sala fué Darling, donde actuó Laura Mvula, la última sensación en el Reino Unido. Con una voz resonante y armoniosa, nacida en Birmingham, estudió piano, violín y composición. Su banda es algo atípica, con un arpa, violín, violonchelo, no puede ser una banda de jazz normal. Las influencias le vienen de los discos de jazz de su padre, los coros de gospel y su base clásica. Una delicia…y la sala a reventar.

Entre medias ya habían caído los primeros bocatas y un par de cervecitas. La siguiente actuación fué en la sala Maas de nuevo, con Jonathan Jeremiah. Otro inglés, con voz de barítono que trabajó de seguridad en el Wembley Stadium cuando púber. Creció en Londres Norte bajo la música de The Beach Boys y Phil Spector. Para que veáis, que quién la persigue la consigue, y Jeremiah se lo merece por su desgarradora voz.

Como alguna sala se completó y no pudimos entrar (razones de seguridad y porque las normas son las normas, al menos en los Países Bajos), decidimos ir con tiempo al concierto del día, que no podíamos perder, Santana. Ya cuando llegamos a la sala Nile nos costó encontrar sitio. Nos zampamos el resto de bocatas y frutos secos, y nos bebimos también unas cervecitas. Qué decir?. Apoteósico. En vivo no perdió nada. Además, la improvisación y los artistas invitados que tocaron con él, una maravilla. No voy a mencionar nada de su dilatada carrera, porque es tan famoso este mejicano que sería pecado no conocerlo. Lo que sí puedo decir es que por razones de derechos de  imagen (dinero al fin y al cabo) no he encontrado ni fotos ni vídeos de su actuación en el NSJF.
Santana Santana3

Como última actuación, fué el turno de Anthony Hamilton. Comenzó en un coro de una iglesia en Carolina del Norte y ha llegado a vender hasta 20 millones de discos. Ha trabajado con muchos artistas (Angie Stone, Santana, etc.) y junto con Elayna Boynton es el creador de la banda sonora de la magistral película de Tarantino, Django Unchained. Una voz genial, que incluso ha estado acompañada por la Metropole Orkest en el NSJF. Escuchen y vean...

Desde luego que se nos han escapado muchos artistas, p. ej., el tan raro Seasick Steve (hay que verlo con sus instrumentos fabricados por él), Lianne La Havas (nada de habichuelas), Coleman, Sherry Dyanne (que no es de Jerez), Ruben Hein, y muchos, muchos otros. Es una cuestión de prioridades y de gustos, pues es imposible asistir a tantas actuaciones. Pero no quisiera terminar este post sin citar otra buena artista, Caro Emerald, cuyo nombre verdadero es Caroline van der Leeuw, holandesa, pero que canta en inglés, que ha vendido miles de copias de sus discos con su pop-jazz tan particular. Pero una cosa es cierta, sin esos músicos a su espalda, ná de ná eh!.


Bueno amig@s, creo que no falta por decir nada. Esa fué una vez más nuestra experiencia en el NSJF. Para cualquier persona amante de la música una experiencia obligada, al menos una vez en la vida. Finalizo diciendo que las fotos incrustadas en este post son la mayoría mías y alguna sacada de internet. Los vídeos en Vimeo los he recogido de la tele, procesado y subido para compartir. Otros vídeos son de You Tube. No me he detenido en copyrights y otros derechos, pues mi objetivo no tiene que ver nada con lo comercial, sólo cultural y puede ser accedido por todos en diferentes sitios de la Red. Por último, pedir disculpas por el coñazo que os he dado y/o las gracias por vuestra amena lectura. No olvidéis los comentarios, todos son bienvenidos. Tot volgend jaar!. Javier
Bedankt

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