De todos es conocido el peculiar sentido de resignación de los habitantes de Jodidostán, aunque comparando entre comunidades, cuanto más al Sur (más cerca de África, de la pobreza, del subdesarrollo), más agudizado se encuentra este comportamiento. La gente no reacciona, no se revuelve ante los acontecimientos vitales, sino que se muestra apática y complaciente. Parece que el grupo, la familia, los amigos, los arropan. Ellos prefieren la comodidad al esfuerzo. Es un carácter cultural y social de esos habitantes, que nada tiene que ver con el desarrollo de sociedades modernas y cultas.
Andalucía, siendo la comunidad con la tasa de parados más alta del país, registra una movilidad laboral de las más bajas. Ya se sabe, subsidio y a comer a casa de los viejos...
Sólo espero que los más jóvenes, los mejor formados, los que tienen todavía una vida por delante, se decidan por dejar esas tierras corrompidas y corruptas, para ir en búsqueda de la legalidad, el civismo, la meritocracia, el trabajo justamente remunerado, el goce de sus vidas con plenitud, siendo parte de un todo que sin las partes no es nada, porque la democracia no es la que mana de los políticos de carrera asentados en sus poltronas de cuero y maderas nobles, sino que brota del ciudadano. Pero hasta para ser ciudadano, hay que emigrar. Javier
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