Leyendo ayer El Mundo, me tope con esta colaboración de Pedro G. Cuartango. El artículo, una vez leído y meditado, me llevó a una reflexión contundente: el futuro de Españistán junto con sus vecinos mediterráneos (Italia, Grecia) está lastrado por el pasado cultural y el arraigo tan profundo de las enseñanzas apostólico-romanas, el catolicismo vaticano, que ha adormecido el verdadero espíritu cristiano de la mayoría de los creyentes. Esto tiene su repercusión en que el momento de crisis actual va a ser difícilmente superado en un país donde el corrupto queda indemne y las diferencias de castas se están multiplicando aceleradamente, empezando por los políticos, verdaderos mafiosos, defensores de sus propios intereses (partidos) y lameculos de los superpoderosos del país, las grandes fortunas de empresarios y banqueros, cogidos de la mano por la casta de jueces y tribunales de todo tipo, inefectivos y politizados, más un largo etcétera, en el que se incluirían los sindicatos subvencionados y demás “defensores” de la ciudadanía. El mal está en lo más profundo de la semilla de esta sociedad, a la que no se corrige con abono y meros cuidados de jardinería. Igual hay que erradicar toda la mala hierba y volver a plantar, esta vez desde una nueva conciencia de justicia, igualdad y comunidad.
La austeridad como modelo de vida debería ser el camino a seguir por ciudadanos y gobernantes. Cuando entras en una iglesia protestante en Holanda entiendes las diferencias culturales entre el Norte y el Sur. El recogimiento, la sencillez y la falta de excesos decorativos son un espejo de lo que se exige por estas latitudes. Compárese esta situación con la grandilocuente expresión de “fé” de las iglesias católicas y la Semana Santa, especialmente en regiones pobres como la andaluza. No creo que venga un nuevo Lutero a llamar la atención de los dispendios en nuestra vida terrenal, pero lo que muy bien explica Cuartango es que la dicotomía Luterantismo-Catolicismo no sólo se limitó a ámbitos de la religión sino afectó a todos los órdenes de las sociedades europeas. Sin ir más lejos, comprendo también las críticas de alemanes, holandeses, finlandeses, sobre la ayuda a países como Españistán. De qué coño se quejan cuando, sin control, han gastado más de lo que podían. Asuman sus responsabilidades…y cambien de religión. Europa, la Unión, nació muerta. Enterrémosla cuanto antes para un mejor futuro de nuestros hijos. Javier
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