No sé si es que yo soy muy patrio-sensible o estoy cada vez más chocheando. Cuando ayer, al comienzo del partido de fútbol entre el Barcelona y el Atlético de Bilbao, se interpretó el himno español en presencia de Sus Majestades los Reyes de España fusionado con la pitada general por parte de ambas aficiones (y supongo que habría gente que respetó ese momento), sólo pensé que vamos por muy mal camino. Lo que piensen en el extranjero de esta reacción inverosímil me la trae floja (aunque...manda huevos), pero la sensación de ser un extraño en tu propia tierra me corroe por dentro. Es una pena, una vergüenza e inadmisible, que ciudadanos españoles se comporten así. Los sentimientos nacionales no tienen nada que ver con el respeto a los símbolos de tu país por más que te pese. ¿Silbarían los mismos a equipos extranjeros que jugasen contra equipos de nuestra liga, por ejemplo en la Champions league?. Igual no. Por respeto al contrincante. Esto no es sólo un ejemplo de que el fútbol embrutece y las aficiones en masa son un peligro permanente, sino que ya hasta el mínimo comportamiento cívico y respetuoso entre personas se ha perdido. Tras este vergonzoso incidente sólo puedo desear a ambas aficiones que sus respectivos equipos pierdan tanto en la liga (Bilbao) como en la final de la Champions League (Barcelona). El fútbol como mero deporte y espectáculo pierde toda credibilidad con esta panda de besugos. Javier
No hay comentarios:
Publicar un comentario